Hay veces en las que hacemos cosas de las que no somos del todo conscientes, no sabemos la intensidad de sus consecuencias, ni tampoco porqué las hacemos, no podemos evitarlo... simplemente están fuera de nuestro control.
Hay veces en las que tenemos las manos completamente vacías para afrontar estas situaciones o que, lo poco de que disponemos se escapa entre nuestros dedos...
Puede que alguien se haya sentido así alguna vez...yo me siento más veces de las que me gustaría...es como sentirse con las manos atadas mientras algo se te escapa, como si todo tuviera más control sobre tí que tú mismo.
La realidad alternativa a esta triste sensación es la falta de control, la débil ejecución y la torpeza en los procesos.
Entro en el teatro, un teatro pequeño, en el que había una representación de una escuela de baile. Se apagan las luces y todo se queda en silencio, todas las personas que había allí dentro, no oigo nada, sólo alguna respiración y el latido de mi corazón.
No me gusta esta situación, la detesto, no me gusta estar en una sala con mucha gente y que todo esté en silencio.
Está llegando...el ataque de pánico, lo noto...empieza a bajar desde mi cabeza que está empezando a funcionar libremente sin escuchar mis órdenes, noto que algo frío está bajando por todo mi cuerpo hasta los dedos de mis pies. Todo está fuera de control, mi cabeza y ahora también mi cuerpo. Empiezo a temblar, a sudar, no veo nada, no oigo nada y lo que menos soporto...no sé que vá a pasar. En realidad creo que todo se basa en eso.
¿Porqué se apaga la luz? ¿porqué todo está en silencio?? ¿Porqué todo el mundo parece disfrutar de esta situación menos yo??
No aguanto el silencio...Mis neuronas circulan a mil kilómetros/hora dando giros sobre sí mismas y yo no las puedo controlar.
Entonces aparece alguna estrategia para afrontar la situación, y me agarro a ella...aun sabiendo que podemos hundirnos las dos. Mi cabeza empieza a hablarme o mejor dicho...empiezo a hablar a mi cabeza...Tranquila, no pasa nada, no seas cobarde, sólo se han apagado las luces... ¿y ese silencio?... No pasa nada por que todo esté en silencio ¿ves?..no pasa nada. Empieza a relajarte o te vás a caer de la silla...Noto que empieza a bajar mi frecuencia cardiaca, todos mis músculos empiezan a relajarse, poco a poco...y noto cómo voy controlando la situación.
¡¡Que mal rato!! Estas cosas no se cuentan, normalmente, pero pasan, a lo mejor no exáctamente las mismas... pero situaciones en las que se pierde el control, de las que no somos dueños...
No tenemos el futuro en nuestras manos, a veces ni siquiera el presente, sólo podemos dejarnos llevar siempre conscientes de la soga que llevamos al cuello.
No hay comentarios:
Publicar un comentario